QUE ES SER BUEN ANFITRIÓN
Tener la capacidad de “romper silencios”, ser “dinamizador” para que nadie se aburra y también “moderador” para que nadie se pelee. Saber planear para tomar decisiones, definiendo qué y cómo se hará y entendiendo que improvisar puede hacer cometer errores que ninguna sonrisa solucionará (por ejemplo comida quemada, una silla menos, o nada para tomar)
Se requieren muchos atributos, pero se pueden resumir en que “ser buen anfitrión es saber enamorar” Se trata de conquistar a todos desde el momento que se los invita. Y para ello hay que saber hacer solo dos cosas bien: “brindar” y “escribir como un dios”
*Para ser buen anfitrión hay que saber brindar.
Esto no se refiere a dar con abundancia. Sino a la actitud de ofrecer sin mezquindad y desde el buen sentimiento. Poco tiene que ver con el dinero. Se puede ser buen anfitrión compartiendo lo único que se tiene, y mal anfitrión poniendo lo más sofisticado del mundo.
Invitar es brindar al otro una experiencia. Y para ser buen anfitrión, se debe “brindar” algo bueno.
No es extraño que el anfitrión, tenga ese poder. Su propio nombre, “anfitrión”, se pierde en la historia, encontrando su origen en la mitología griega, con cierto brillo de los dioses.
Anfitrión, según ésta, fue rey, y generador de fastuosos banquetes. Sin embargo éstos no catapultaron su nombre relacionándolo con los eventos, sino con un escándalo personal. Al dios griego Zeus le atraía su esposa, y cuando Anfitrión se encontraba en batalla tomó su forma, engañando a la mujer y manteniendo relaciones con ella. Esa situación fue tema de obras teatrales desde Plauto, en la vieja Roma, hasta Moliere en la Francia del siglo XVII. Relatándose en la escena culmine de este último, un gran banquete final donde un personaje decía “El verdadero Anfitrión, es el que invita a cenar” (aunque en realidad en el festejo estaba el falso, Zeus). El término cayó simpático y se incorporó como palabra a la lengua francesa con el significado explícito de “el que invita a cenar”. Pero también con uno implícito: que para que el banquete sea increíble la invitación debe venir con destellos divinos. Lo que significa que para ser buen anfitrión, no solo hay que brindar algo bueno y genuino, sino que hay que delinearlo y ejecutarlo magistralmente.
Brindando o escribiendo como un Dios, el que desee ser buen anfitrión debe manejar a la perfección dos temáticas que marcarán su destino: El Espacio del Evento y el Plan.
EL ESPACIO
Esto se hace involucrándonos y sumando notas de nuestra historia personal al sitio. Si lo logramos, la propuesta espacial cobijará al festejo y a la vez hablará de nosotros.
Un buen anfitrión se involucra en la experiencia y en los detalles del espacio. Se trata de mucho más que controlar la higiene del lugar o los básicos de la comodidad, como el lugar para colgar la ropa o el acceso fácil al baño. Tiene que ver con lograr que el espacio transmita la esencia del evento y la del propio anfitrión. De lo contrario, aún en el mejor de los lugares, el anfitrión solo será un invitado de honor.
EL PLAN
No nos referimos a que todo esté listo cuando lleguen los invitados, ni a considerar la cantidad suficiente de comida y bebida.
Hablamos de la planificación de lo que se va a ofrecer, en qué lugar de la casa o territorio, en qué momento y de qué forma. La propuesta no solo debe incorporar el comer, o sea experiencias del degustar, sino también otras experiencias, como ser un momento diferente con una actividad recreativa, o un instante especial musical. Hay infinidad de posibilidades, sin necesidad de recurrir a un espectáculo o a un animador, lo que seguramente si hicieran los reyes anfitriones en sus palacios. Cuanto mayor sea definida la propuesta las posibilidades de experiencia para los invitados serán más entretenidas y gustosas. Se trata de sorprender y halagar.
También la organización puede partir de un planteo no propio. Existen muchas posibilidades en el mercado, incluso excelentes profesionales. Nosotros mismos desde nuestro trabajo en Bonplat ofrecemos propuestas únicas y originales con experiencias diseñadas.
De cualquier manera en todos los casos ha de tenerse en cuenta una situación. Como sucede con el espacio, la propuesta debe reflejar e involucrar al protagonista. El anfitrión debe ser “hacedor” en algún sentido. No se trata de recibir y pagar. Sino de definir qué y cómo se presentará cada circunstancia del festejo. De lo contrario nuevamente estaremos frente un invitado de honor que comparte un espectáculo con los demás, y no una persona que está honrando un momento de la vida.
Y ahora si podemos hablar de su papel en el BRINDIS ORIGINAL
Se podría decir mucho de este momento. De cómo sostener la copa, o que cuando se alza no debe superar la línea de los ojos. También que las copas en el momento del brindis nunca deben tocarse entre sí, si es que seguimos el protocolo. Pero “los protocolos no sirven si se ven reducidos solo a formalismos vacíos”.
Lo más importante es conocer que el término etimológico de brindis, tiene origen alemán (bring dir’s) y significa “yo te lo ofrezco”. Por esa razón, resulta ser un momento donde nuevamente un buen anfitrión debe “brindar” sin copa, lo mejor de sí a sus invitados agasajándolos a ellos y ofreciéndoles un hermoso momento, más allá de alzar, esta vez sí, la copa con su mano.
Y llega EL VEREDICTO
El invitado es un ser que invadirá el espacio, y si no le gusta la experiencia nos criticará por largo tiempo…
Todo el esfuerzo que hace el anfitrión se centra en ellos. Hay que pensar en cada invitado cuando se planea, tratando de considerar su disfrute, que pase una recepción inolvidable, y la forma de dejar en él alguna huella del evento. No alcanza creer que somos buenos anfitriones, si el invitado no recibe lo que queremos. Por último siempre hay que agradecer su presencia.
¿Quién es?
El Anfitrión es una persona que planea su evento e invita, recibe y agasaja a otros en su territorio, ofreciendo una buena propuesta y compartiendo algo propio, a partir de un motivo, que puede ser desde un simple a un fabuloso festejo.¿Está en extinción?
Como requiere de esmero y dedicación, se dice que el “buen anfitrión” es una especie en extinción. Quizás porque la exigencia y el tiempo preciso que necesita hace que, mucha gente considere que invitar a sus territorios es una auténtica pesadilla. Prefiriendo no invitar o ir a comer afuera, a un territorio ajeno, donde la figura del anfitrión se diluye, pasando a ser uno más, al igual que su dedicación y compromiso. Pese a ésto, en muchos de nosotros, el instinto anfitrión emerge. Lo que es lógico porque es esencia del ser humano hacer sentir especiales a los que queremos, y desear mostrar de nosotros nuestra mejor versión. Por otro lado invitar a nuestro territorio es también, en ciertas ocasiones, una herramienta social y laboral.¡Sabe enamorar!
Se dicen muchas cosas de lo que es ser “buen anfitrión”. Desde ser detallista, estar atento a sus invitados, ser cortés y hasta flexible para actuar frente a lo inesperado.Tener la capacidad de “romper silencios”, ser “dinamizador” para que nadie se aburra y también “moderador” para que nadie se pelee. Saber planear para tomar decisiones, definiendo qué y cómo se hará y entendiendo que improvisar puede hacer cometer errores que ninguna sonrisa solucionará (por ejemplo comida quemada, una silla menos, o nada para tomar)
Se requieren muchos atributos, pero se pueden resumir en que “ser buen anfitrión es saber enamorar” Se trata de conquistar a todos desde el momento que se los invita. Y para ello hay que saber hacer solo dos cosas bien: “brindar” y “escribir como un dios”
Brinda sin copas
No hablamos de levantar la copa. Sino de invitar entregando lo mejor de uno. El buen anfitrión es generoso.Esto no se refiere a dar con abundancia. Sino a la actitud de ofrecer sin mezquindad y desde el buen sentimiento. Poco tiene que ver con el dinero. Se puede ser buen anfitrión compartiendo lo único que se tiene, y mal anfitrión poniendo lo más sofisticado del mundo.
Invitar es brindar al otro una experiencia. Y para ser buen anfitrión, se debe “brindar” algo bueno.
*Para ser buen anfitrión se debe escribir como un dios.
Siempre brilla
Sucede que el anfitrión, tiene la pluma con la que se escribe la historia de un encuentro. Historia que si se la delinea bien, será un pasaje memorable para quienes compartan el momento.No es extraño que el anfitrión, tenga ese poder. Su propio nombre, “anfitrión”, se pierde en la historia, encontrando su origen en la mitología griega, con cierto brillo de los dioses.
Anfitrión, según ésta, fue rey, y generador de fastuosos banquetes. Sin embargo éstos no catapultaron su nombre relacionándolo con los eventos, sino con un escándalo personal. Al dios griego Zeus le atraía su esposa, y cuando Anfitrión se encontraba en batalla tomó su forma, engañando a la mujer y manteniendo relaciones con ella. Esa situación fue tema de obras teatrales desde Plauto, en la vieja Roma, hasta Moliere en la Francia del siglo XVII. Relatándose en la escena culmine de este último, un gran banquete final donde un personaje decía “El verdadero Anfitrión, es el que invita a cenar” (aunque en realidad en el festejo estaba el falso, Zeus). El término cayó simpático y se incorporó como palabra a la lengua francesa con el significado explícito de “el que invita a cenar”. Pero también con uno implícito: que para que el banquete sea increíble la invitación debe venir con destellos divinos. Lo que significa que para ser buen anfitrión, no solo hay que brindar algo bueno y genuino, sino que hay que delinearlo y ejecutarlo magistralmente.
Brindando o escribiendo como un Dios, el que desee ser buen anfitrión debe manejar a la perfección dos temáticas que marcarán su destino: El Espacio del Evento y el Plan.
EL ESPACIO
Su Territorio
Como ya se mencionó, el anfitrión, es quien recibe en su “territorio”. Esto es así, basta pensar en un rey que alberga a sus invitados en su reino o castillo. Nada mejor para ser buen anfitrión que recibir en la propia casa. Una tarea exigente pero con espíritu irreemplazable. Claro que a veces escapa a nuestra posibilidad el invitar a nuestra vivienda, o es nuestra decisión hacerlo por comodidad en otro sitio (por ejemplo por la cantidad de invitados y la falta de infraestructura en una boda, o en un cumpleaños.) ¿Es posible ser buen anfitrión recibiendo en territorio ajeno?Cuando el Territorio no es propio
La respuesta es sí, y ésto no es consecuencia de que existen en el mercado opciones de lugares y servicios que solucionan el espacio de recibir. Sino porque un espacio ajeno puede volverse propio si nos apoderamos de él por un ratito de manera adecuada.Esto se hace involucrándonos y sumando notas de nuestra historia personal al sitio. Si lo logramos, la propuesta espacial cobijará al festejo y a la vez hablará de nosotros.
Un buen anfitrión se involucra en la experiencia y en los detalles del espacio. Se trata de mucho más que controlar la higiene del lugar o los básicos de la comodidad, como el lugar para colgar la ropa o el acceso fácil al baño. Tiene que ver con lograr que el espacio transmita la esencia del evento y la del propio anfitrión. De lo contrario, aún en el mejor de los lugares, el anfitrión solo será un invitado de honor.
EL PLAN
Su propuesta
Ofrecer una buena propuesta y compartir algo propio, también es parte de la definición de anfitrión anteriormente mencionada. Se trata de diseñar un buen plan.No nos referimos a que todo esté listo cuando lleguen los invitados, ni a considerar la cantidad suficiente de comida y bebida.
Hablamos de la planificación de lo que se va a ofrecer, en qué lugar de la casa o territorio, en qué momento y de qué forma. La propuesta no solo debe incorporar el comer, o sea experiencias del degustar, sino también otras experiencias, como ser un momento diferente con una actividad recreativa, o un instante especial musical. Hay infinidad de posibilidades, sin necesidad de recurrir a un espectáculo o a un animador, lo que seguramente si hicieran los reyes anfitriones en sus palacios. Cuanto mayor sea definida la propuesta las posibilidades de experiencia para los invitados serán más entretenidas y gustosas. Se trata de sorprender y halagar.
La organización
La organización es exigente, pero también reconfortante cuando se ven los logros. Puede ser íntegramente llevada a cabo por los propios anfitriones. Solo es cuestión de dedicación, buenas ideas, y una correcta ejecución.También la organización puede partir de un planteo no propio. Existen muchas posibilidades en el mercado, incluso excelentes profesionales. Nosotros mismos desde nuestro trabajo en Bonplat ofrecemos propuestas únicas y originales con experiencias diseñadas.
De cualquier manera en todos los casos ha de tenerse en cuenta una situación. Como sucede con el espacio, la propuesta debe reflejar e involucrar al protagonista. El anfitrión debe ser “hacedor” en algún sentido. No se trata de recibir y pagar. Sino de definir qué y cómo se presentará cada circunstancia del festejo. De lo contrario nuevamente estaremos frente un invitado de honor que comparte un espectáculo con los demás, y no una persona que está honrando un momento de la vida.
La obra maestra
El plan es la propuesta de disfrute que el anfitrión llevará a cabo y ofrecerá a sus invitados. Cuanto mayor detalle exista y cuanto más se considere como será vivido y sentido el evento, dejará de ser una simple experiencia o servicio básico para convertirse en “una experiencia increíble e inolvidable”.Y ahora si podemos hablar de su papel en el BRINDIS ORIGINAL
También brinda con Copas
El Brindis del Anfitrión, es cuando éste con su copa, se dirige a los invitados diciendo algunas palabras por las cuales desea realizar un brindis. Luego se alzan las copas enfrentándolas con las de los demás y finalmente todos beben. Cuando hay un invitado de honor (siendo el brindis dedicado a él) ocurren los mismos pasos, y luego el invitado de honor los repite, siendo el quien ahora hable y brinde agradeciendo.Se podría decir mucho de este momento. De cómo sostener la copa, o que cuando se alza no debe superar la línea de los ojos. También que las copas en el momento del brindis nunca deben tocarse entre sí, si es que seguimos el protocolo. Pero “los protocolos no sirven si se ven reducidos solo a formalismos vacíos”.
Sabe "Honrar"
Por eso lo más importante del Brindis del Anfitrión es saber que es la última oportunidad de hacer sentir bien al otro. El acto de brindar supone “honrar”. Es un homenaje del anfitrión a su invitado de honor o cuando no lo hay a todos sus invitados. También puede honrarse el momento de la vida que se celebra y la felicidad y el agradecimiento de compartirlo.Lo más importante es conocer que el término etimológico de brindis, tiene origen alemán (bring dir’s) y significa “yo te lo ofrezco”. Por esa razón, resulta ser un momento donde nuevamente un buen anfitrión debe “brindar” sin copa, lo mejor de sí a sus invitados agasajándolos a ellos y ofreciéndoles un hermoso momento, más allá de alzar, esta vez sí, la copa con su mano.
Y llega EL VEREDICTO
El invitado
Hasta el momento hemos hablado del buen anfitrión y que debe éste ofrecer. Pero el anfitrión no existe sin un invitado. De hecho son las dos caras de una misma moneda.El invitado es un ser que invadirá el espacio, y si no le gusta la experiencia nos criticará por largo tiempo…
Todo el esfuerzo que hace el anfitrión se centra en ellos. Hay que pensar en cada invitado cuando se planea, tratando de considerar su disfrute, que pase una recepción inolvidable, y la forma de dejar en él alguna huella del evento. No alcanza creer que somos buenos anfitriones, si el invitado no recibe lo que queremos. Por último siempre hay que agradecer su presencia.
Un dulce Arte
Ser buen anfitrión es un dulce arte. Mientras pensemos, sostengamos por ahora la copa y planeemos cómo nos gustaría brindar en nuestro próximo evento.